En los últimos años se han desarrollado determinados bioplásticos y otros materiales alternativos, con ciertas ventajas ambientales pero que también han introducido cierta confusión en el consumidor. Vamos a intentar aclarar algunos conceptos y comentar las principales diferencias.
- Biodegradable: Nos indica que este material puede descomponerse en las condiciones que se dan en la naturaleza, mediante la acción de microorganismos, transformándose en nutrientes, dióxido de carbono, agua y biomasa. Pueden tener un porcentaje de materias renovables y otro de derivados del petróleo. Sin embargo no se hace referencia al periodo de tiempo necesario para llevar a cabo este proceso. No está muy claro cuál debe ser su destino, ya que no son aptas para reciclarse, y tampoco se degradan a la velocidad necesaria para que puedan mezclarse con los residuos orgánicos.
- Compostable: Indica que el material se degrada biológicamente produciendo dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa a la misma velocidad que el resto de materia orgánica que se está compostando con éste, sin dejar residuos tóxicos visibles. Estas bolsas se pueden desechar junto a los residuos orgánicos.
- Degradable: Indica que el material se desintegra físicamente en pequeñas partículas de manera mucho más rápido que el plástico convencional, pero no llega a convertirse en material asimilable por las plantas. Este tipo de material es controvertido porque plantea dudas sobre la toxicidad de los aditivos que se usan. Estas bolsas deben depositarse en el contenedor amarillo al finalizar su vida.
- Reciclable: Las bolsas de polietileno convencionales pueden ser recicladas, y utilizarse para la fabricación de otros productos. Para ello deben depositarse en el contenedor amarillo. Según los últimos datos se recicla el 10% de las bolsas que se ponen en circulación anualmente. Su destino debe ser el contenedor amarillo.
Esperamos haber añadido algo de luz sobre estos nuevos materiales y como deben usarse.